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Los viajes pueden ser más confortables y cómodos si se siguen estos consejos:
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Como es bien sabido, los aviones comerciales modernos son muy seguros y confortables. Sin embargo, todos los vuelos, especialmente los de duración mayor de tres horas, pueden hacerse más saludables si se siguen una serie de recomendaciones.
Los viajes pueden ser más confortables y cómodos si se siguen estos consejos:
La presión barométrica y de oxígeno, el ruido, la temperatura, la vibraciones, la posibilidad de turbulencias, la humedad y el espacio disponible son ligeramente distintos a los que estamos habituados, aunque perfectamente tolerables para el viajero.
Durante el vuelo es normal que nos encontremos a una altura equivalente respecto a tierra, a efectos de presión, entre 1500 y 2500 metros. De esto se deriva una pequeña reducción en la presión barométrica y en la presión parcial de oxígeno. Al disminuir la presión, el gas intestinal tiende a expandirse y ello puede puede causar alguna molestia en el pasajero. Por ello es aconsejable no ingerir comidas flatulentas o pesadas desde el día anterior al viaje. En el diseño de nuestros menús a bordo se evitan los ingredientes no recomendables.
Durante las fases de despegue y aterrizaje se producen ajustes de la presión. El viajero puede notar algunas sensaciones de taponamiento en el oído. Para evitar la molestia es preciso igualar la presión en el oído medio, lo que se puede conseguir cerrando la nariz con los dedos y soplando suavemente sin sacar el aire; también mascando chicle o, lo que es aún más sencillo, sonándose la nariz con un pañuelo
Dentro del avión, la humedad es más baja de lo normal, oscila entre un 10-20%. Por ello puede haber una sensación de ligera sequedad sobre la piel, las vías respiratorias y la córnea. Para disminuir estas sensaciones es necesario evitar el alcohol y el café ya desde el día antes del viaje, porque ambas sustancias tienen un efecto deshidratante. Durante el vuelo es muy recomendable beber agua o zumos en abundancia, e incluso usar una crema hidratante para nuestra piel.
Pequeñas diferencias horarias pueden causarnos jet-lag (cansancio y somnolencia diurna) y por supuesto cuando éstas son mayores, son claramente acusadas por el reloj interno que nos marca las horas de sueño y vigilia. Desgraciadamente poco se puede hacer para contrarrestar los efectos del cambio de los usos horarios.
Cuando llegues al destino, trata de ajustarte rápidamente al horario del lugar si es que vas a permanecer un periodo largo de tiempo. Si no es así, trata de mantener el horario de casa con una diferencia no mayor a 4 horas.
Los movimientos bruscos y las turbulencias pueden provocar ocasionalmente daños personales. Las turbulencias son producidas por diversas causas y generalmente son detectadas a tiempo por la tripulación, que lo comunica por megafonía a los clientes. Éstos deben sentarse y abrocharse el cinturón lo más rápidamente posible para evitar lesiones.
También existen las llamadas turbulencias en aire claro; no son detectables de antemano y ocurren brusca e inesperadamente, por lo que se recomienda llevar el cinturón de seguridad abrochado durante todo el vuelo mientras no se esté de pie.
Todos los vuelos de Iberia son "no fumador", quedando así prohibido el uso de cigarrillos, cigarros, pipas, cigarrillos electrónicos o dispositivos similares en nuestros aviones. En el caso de que seas fumador habitual y creas que la prohibición te puede producir malestar, consulta con tu médico la posibilidad de llevar sustitutos de la nicotina, como chicles y parches.
El volumen de aire en las cabinas se regenera totalmente cada tres minutos.
Estar sentado largos periodos de tiempo es tolerable para la mayoría de las personas; pero para algunas existe la posibilidad de que se les hinchen los pies o los tobillos, o se exacerben algunos problemas circulatorios. Tal es el caso de la trombosis venosa profunda (TVP); ocurre raramente y en gente especialmente predispuesta cuando se dan periodos prolongados de inmovilidad.
El espacio disponible es limitado y la posibilidad de movimiento es reducida. Aconsejamos no colocar los bultos de mano de modo que impidan el libre movimiento de las piernas y vestir ropa poco ajustada.
En prevención equípate para volar con ropa poco ajustada y preferiblemente de fibra natural con el fín de favorecer una menor presión sobre la piel y su mejor ventilación.
Mueve los miembros inferiores en el mismo lugar donde estés sentado (mueve los dedos de los pies, los tobillos, flexiona y extiende las piernas).
Aconsejamos también ponerse de pie, contraer los brazos y piernas, e incluso ocasionalmente dar un pequeño paseo por la cabina, en aquellos momentos en que el servicio al resto de los clientes no se vea afectado y las condiciones de vuelo lo permitan, prestando especial atención a la señal de cinturones y a las instrucciones de la tripulación.
Inclina suavemente la cabeza hacia un lado. Permanece así durante tres segundos, expulsa todo el aire de los pulmones. Vuelve a la posición neutral y repite el mismo movimiento hacia el otro lado. Repítelo tres veces.
Estira los brazos hacia arriba e introduce aire en los pulmones. Manten la posición durante tres segundos. Coloca los brazos detrás de la cabeza y echa fuera el aire. Repítelo tres veces.
Juntando bien los dedos del pie y apoyándote sobre ellos en el suelo eleva el talón y permanece en esta posición durante tres segundos. Acto seguido apoya el talón en el suelo, abre los dedos del pie y elévalo. Repítelo tres veces.
Además de estas pequeñas recomendaciones no dudes en preguntar a tu médico, que te podrá aconsejar con más amplitud según tu caso en concreto.